lunes, 27 de diciembre de 2010

Indefinible… Interminable…



I

¿Qué estará sucediendo en tu alcoba de tela?

¿En los viejos espacios de la mente esclava?

Aquella que explota en la rebeldía del viento,

en los golpes de los árboles.

¿Qué será lo que se interna oscuridad adentro?

Memorias que solo aquel pecho siniestro puede recordar.

¿Lo habrán herido? ¿Confundido?

Ya sabes… estamos escribiendo el testamento apenas.

Como si no existieras… cambiando el suelo,

desprendiendo raíces.

¿Cómo escribir sobre la oscuridad con su mismo color?

¿En verdad será esto evolución?

Tendiéndonos en el pantano,

como la hierba fina de los valles…

Maquinas que vienen a invadirme,

Han salido a renombrarme,

a quitarme mi apellido de silvestre…

Un veneno que no era para mí, pero consumí,

Y tocas mi corazón para aliviarme de culpas

¡Si lo intente todo!

Y todo fue… Una vida que se aleja…

Sabor a polvo de tiempo, sabor a lluvias de tierra,

que entierran… el espíritu y al fin… todo.


II

Hay escaleras sin nombre

por las aceras de tu frente,

¿Estaré caminando por esas aceras?

¿Te hare soñar? Sí, quiero hacerte soñar…

y detener la neblina con mis pasos.

Ir grabándote este silencio desgarrador de mi alma,

con mis pies de carbón

Barramos el desvío de esa mirada.

¿Dejaras que sean cenizas las estrellas?

Se queman fugaces durante el viaje.

Permaneceré contigo, ¿Y tú, conmigo?

¡Habla… por favor!

No me dejes sin sonidos, ni música,

toda la que existe solo sale de tu boca

y todo lo que existe entre el mar y la tierra, sucumbe por ti.


III

El tren comenzara a correr, y ahora… Pido.

Pido a la tierra, que sostiene todas las cosas caídas,

Dejar brotar la ciudad de las hojas, rodarlas por mi cuerpo.

Dejar orugas creando huecos,

por donde respirar la brisa interna de lo verde.

Haciéndome invadir el agujero de sus calles.

Allí quiero estar por siempre,

en el carácter constante de su vida, unida a la mía

y a quien me acompaña en sueños… Solo en sueños.

Pido encerrarme en la caja de pañuelos, entrar en ella para meditar,

No escuchar, ni ser escuchada, liberarme…

Su oscuridad me hace viajar,

Fumar el humo de las montañas, los dibujos y las formas que han quedado dentro de mí.

Porque a veces descansa el cuerpo ¿Y el corazón?


IV

Piensa, piénsame….

Que yo te pienso, y te pienso…

En el relato soñado del día,

cuando nos unimos al fin… Solos en el atardecer.

Y llovemos… llovemos los dos juntos,

caemos pintando todo

Desvaneciendo el mundo en nuestra entrega,

pero nosotros… inmortalmente de todos los ruidos…

Ruidos del bosque, ruidos del agua, ruidos del cielo.

Reverdeciendo el horizonte,

en el frágil cristal de tu mesita de noche.

Triplicando nuestro rezo para un solo cuerpo.

Y entonces comprender, el equilibrio de las cosas.

¿Me miras con pupilas o con blancas escleras?