sábado, 20 de febrero de 2010

Vestigios


Saludé la vieja casa del campo,

la del equipaje antiguo con candados rotos.


Coleccionando un tiempo que se ha hecho años,

en ese pedazo celeste con hojas en el suelo.


La pendiente del tejado aún posee nuestra forma,

permanece con tu nombre en la madera.


El jardín, con mis dedos en la pradera,


!Buscando la flor delicada donde se clavó la esencia de tu cuello!


Sumergí mis rosas en el cielo nocturno y

gotas inmensas tomé del espacio.


Aún la vieja casa nos recuerda...


tiembla tu paso en su pulmón,

cuando tu palma se sujeta de la puerta y la mía de tu adiós.


Qué triste esta la habitación, si no siente ya su constructor,

dejamos la música encendida...

con siluetas intactas formando la herida.


Recordé tus ojos tupidos sintiendo la melodía,

así como yo cierro los míos y te siento a ti.


Mientras... se asomaba la advenediza claridad,

que coqueteando con la brisa hacían pestañar las ventanas

y enjuagar nuestros néctares en la luna.


Quedó la esperanza como mi trofeo,

puesta en un lugar: nuestro amor.


Estampé a mí artista, mi loco creador,

quien esbozó mi retrato en su frente,


y dejó esquemas volando en la estancia.

Despedí la vieja casa del campo,

con un nuevo equipaje y el autor... esperando mi regreso.